Adentro de una sombra encontré mi nombre
No puedo ver mi rostro y las formas se quedan deformes
Tosco, tieso y frio vuelvo a vivir, estiro el alma y pego el momento
Triste, idiota y mudo ya no siento ningún eco
Pierdo el rostro de mi vida en todo momento
Asustada mi sombra se mezcla con la noche
Mordiéndome el cerebro con violencias
No encuentro aire y soy menos que el negro
Del tiempo no entiendo y de la mente no encuentro
Solitaria despedida de mi alma
Absoluta aniquilación de los sueños
Vergüenza absoluta del silencio
Obviando los ecos de mis propios pensamientos
Podrido, tuerto, loco y perdido
Ahogado en mis propias mentiras
Pero ciego por elección sincero por defecto
No me siento vivo pero tampoco siento que muero
Inerte, laxo, flojo y manso frente al final o el laberinto loco de las pesadillas y el ego. Los sueños rotos y la muerte de todo ensoñación, el mismo caos desierto
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